viernes, 28 de enero de 2011

Prólogo



Los minutos seguían pasando a mi alrededor, llovía y me estaba empapando, lo sabía de sobra pero no me importaba ¿Qué más daba todo ya?
Seguía allí, esperando, a pesar de saber de sobra que el próximo tren tardaría en volver a pasar, yo misma había elegido aquello, y no me arrepentía a apesar de todo.
Dos años ya... habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo que parecía mentira, nunca olvidaré esos momentos ni quiero hacerlo.
Todo empezó allí, sí, en aquel mismo punto, motivos aun desconocidos para mí me hicieron coger aquel tren en aquella mañana de primavera, y viaje horas con tan solo una maleta, sin ningún rumbo esperando a ver a donde me conducíría tal vez el destino o tal vez la pura casualidad. Las horas pasaban, pero en cuando abrí los ojos al día siguiente, y los primeros rayos de la mañana iluminaron el océano y... en ese mismo instante me di cuenta de que esa era mi parada.
Abandoné el andén sin saber a donde dirigirme, pero mis pasos me llevaron a dar a las angostas calles de aquel pequeño y singular pueblo marinero, su sencillez y monotonía me confirmaron mi buena elección, e inspeccionando los recovecos de callejuelas busqué un lugar donde hospedarme. Solo unos pocos minutos me hicieron falta para encontrar el lugar, un pequeño y modesto hostal frente a la Plaza Mayor. Por los sucios restos de verdín y humedad en la fachada, pude imaginar sin problema la cantidad de años que habían visto pasar aquellos muros, engalonados todos sus tres pisos con balconadas llenas de ortensias y un cartel algo descolorido que sin duda alguna en sus tiempos daba la bienvenida en todo su esplendor al humilde pero agradable "Hostal La Marineda".
Me adentré en el pequeño recibidor de la casa, pero no había ni un alma. Degé mi maleta descansar sobre el suelo y me paseé por la estancia esperando que alguien llegase. Al cabo de unos pocos minutos una mujer entró por una puerta anexa al edificio contiguo dejando entrar, junto con ella, el bullicio de la taberna, que se encontraba unido al hostal.
La mujer pareció llevarse una sorpresa al verme allí y rapidamente se disculpo por la espera causada con una sonrisa. Debía de ser medianamente mayor a simple vista tendría unos cincuenta años aunque su aspecto jovial podrían estar engañandome.
-¿Va a estar mucho tiempo por la zona? A estas alturas de año es extraño que venga gente por el pueblo, normalmente vienen en la temporada alta.- Charlaba amigablemente la mujer mientras me acompañaba al que sería mi cuarto.
-Todabía no lo se, estoy indefinidamente, hasta que decida volver a coger mi maleta.- Conteté sin ocultar mi incertidumbre ante mi destino. La mujer me miró extrañada y sin duda por su mente devió de pasar la pregunta ante mis motivos por aquella indefinida visita pero se contuvo.
Subimos tres plantas, hasta la parte más alta del edificio, una vez alli mi anfitriona estrajo un manojo de llaves de su bolsillo y abrió la puerta, ambas accedimos a la lúgubre estancia. 
-Espero que no le importe subir las escaleras, es el único cuarto que mantenemos acomodado todo el año, los demas están en reformas, para poder tenerlos arreglados para la temporada alta, es muy luminoso no se deje engañar por como lo ve ahora, por cierto soy María encantada.
-Yo Lucía.- contesté con una sonrisa.
-Bueno pues aquí tienes la llave, si necesitas cualquier cosa aqui estoy, subiré en un rato para acabar de arreglar la habitación.
Asentí con una sonrisa, y una vez María salió del cuarto me dispuse a otear la habitación. Era más amplia de lo que había pensado, y una vez abri de par en par las cortinas y las contras de las ventanas pude comprovar que lo que me vendía mi anfitriona era cierto.
Minutos mas tarde María llamó a la puerta y entró, se puso a ordenar y limpiar mientras que yo desacía mi maleta y mientras tanto las dos charlamos así fue como se me fueron revelando información del pueblo, según me contó tenía poco mas de cien habitantes y practicamente el cien porcien llevaban toda su vida allí. Un pueblo alejado de la mano de Dios y de la que poco mas comunicación tenía que la linea telefónica que muchas veces fallaba, el correo postal, la vía de ferrocarril que me había llevado a parar allí y el pequeño puerto del que practicamente vivía la mayoría del pueblo. Una región alejada, tranquila y humide, lo q estaba buscando.

Comienza mi trabajo





Las historias van a empezar... poco a poco quiero ir formando una historia, si es posible acabarla y como no la opinión de la gente siempre esta aceptada. Empezaré a ir subiendo capítulos, uno por semana. De momento tengo muy poco redactado así que por favor, tened paciencia... La historia que voy a contar es totalmente fantástica. 

Sueños...

Ideas perdidas, deseos inalcanzables, momentos vividos.... Sueños... sueños son esos trazos de fantasia mezclada con realidad en lo más profundo de nosotros mismos que tal vez quisimos realizar y que no pudieron ser, tal vez por temor, tal vez por circunstancias, pero nunca olvidados...

Porque...¿que son los sueños sino más que lo que tanto desea nuestra alma? Aquellos deseos que tal vez nunca lleguemos a vivir. Los sueños tambien pueden llegar a ser esos momentos vividos, tan bien custodiados en nuestras memorias, que aferramos con toa nuestra alma y que nos negamos a abandonar. Seguir nuestro camino son crear nuevos sueños, centrarnos en nuestro futuro, vivir nuestro presente y aprender de los errores del pasado.