viernes, 3 de junio de 2011

Perdidos...

Aquellos sueños dejados atrás, guardados en nuestras memorias, encerradas y amordazadas, sin pretender dejarlos salir. Sonrisas tontas, escapadas fugazmente, perdidas en el aire, llevadas por la brisa. Aquellos sentimientos camuflados, reflejos de nuestra parte más profunda, aquella que solo nosotros conocemos..., son el susurro ahogado, dicho al oído, con temor a que personas ajenas a nuestros propios recuerdos los descubran. Todos esos momentos vividos, que hemos decidido guardar en el fondo de nuestra alma, embotella dos y lanzados al mar.



lunes, 23 de mayo de 2011

tiempo tiempo y mas tiempo...



http://www.youtube.com/watch?v=4Wiu8nWMb04&rel=0&autoplay=1
Los amigos son un bien que pocos son capaces de apreciar del todo, solo un amigo de verdad sabe distinguir cuando tal vez hoy no sea un buen día, o tal vez hoy simplemente no me apetece nada, ni hablar, ni pensar, ni sonreír... Un amigo de verdad está siempre presente, tanto en lo bueno como en lo malo. Aquel que aunque esté lejos siempre está contigo, el que nunca te abandona. Alguien en el que no solo confías, sino una persona que sabes que confía en ti. Esa persona que, aunque no lo sepa, te ha alegrado el día. Te ha hecho sonreír en los momentos en los que más ganas tenías de llorar. Ha estado ahí consolándote cuando sabia que lo necesitabas, sabiendo que llorabas. Esto es un amigo de verdad, de los que valen la pena... y hoy este tablón viene dedicado. Para ti Ale, porque te mereces esto y mucho más. Gracias a ti todo lo ya dicho se queda corto. Este ha sido un año especial, ademas de porque nos hemos podido apoyar en malos momentos, porque sabemos que tenemos un amigo ahí. Gracias a ti conocí al mejor grupo que se pueda escuchar, encontré mi canción favorita....

Tu me has aconsejado, ayudado, escuchado, aguantado... me has hecho reír a carcajada limpia (haciendo que mi madre se crea que estoy loca), me has acompañado en muchos momentos a lo largo de este tiempo... y nunca absolutamente nunca tendré las suficientes palabras para darte siempre las GRACIAS! 

lunes, 9 de mayo de 2011

Esperanza


"Oscuridad... todo es negro... no veo más allá de un palmo de mis propias narices, pero... espera... ¿que es eso? Luz... un pequeño punto de luz. Voy a intentar alcanzarlo, no soy capaz, ¡la oscuridad es mas fuerte que yo! Oigo algo...¡ son voces! pero...¿que dicen? Intento poner mayor atención, concentrar todos mis sentidos en uno solo, cierro los ojos, no respiro, ni huelo, intento no producir ningún leve movimiento que rompa el silencio absoluto...pero nada es suficiente, no se entiende, es tan solo un murmullo, un grupo de voces que lloriquean, gritan, todas ellas desacompasadas, sin llevar ningún tipo de orden. Imponen un gran respeto pero, mi curiosidad es mucho mayor, quiero ver que es eso, de donde procede, y sigo agudizando el oído... Sí, ese murmullo ahogado y desesperado procede de la luz, me están llamando, no puede ser otra cosa... quieren que vaya allá, pero... tengo miedo...la luz no puede ser mala, creo recordar que ya estuve una vez ahí, pero, aún así el temor de verla a plenitud me produce un temor nunca antes experimentado. Tal vez si pruebo a asomarme... no, podría ser horrible... pero... y ¿si no es así? Tengo curiosidad... voy a alargar el brazo...algo tira suavemente de mi... es agradable, más que agradable, pero... ¡no! Me giro bruscamente y dejo que la oscuridad me atraiga, me duele pensar en dejar atrás aquello, pero, temo lo nuevo que se me ofrece, que está ante mi, al que le estoy dando la espalda, no quiero abandonarlo así pero, no me queda otra opción, se que solo la oscuridad puede ocultar lo que realmente siento. De repente algo me retiene, es una voz, no una voz desordenada, ni un murmullo, ni siquiera una mezcla de voces, no, es algo mucho mas claro, mas limpio, único, y esta vez si lo entiendo, promete algo mucho mejor, algo mucho mas profundo que aquello, todo lo que he dejado atrás, todo a lo que renuncié por propia voluntad, todos aquellos recuerdos enterrados, lagrimas derramadas, suspiros perdidos, pensamientos malgastados, momentos pasados, todo aquello y más. Esta vez ya no es un susurro, no es una voz calmada, ahora es un grito que me llama, urgente con prisa... pero... Sí, ¡esta vez sí! Rompo las cadenas que me sujetan con fuerza las muñecas, evito esa oscuridad que me absorbe, le doy patadas , la dejo atrás... la luz cada vez me atrae más y más, me absorbe, me cubre, me protege, me da calor... siento que todo mejora, que todo lo malo ha quedado atrás, que nada puede ser malo... y cuando al fin la luz lo envuelve todo, cuando solo lo bueno está cerca mía, en ese momento, echo la vista atrás y veo que lo malo no era tan malo, las lágrimas perdidas eran simplemente mares de pena desbordados que por fin han vuelto a su cauce normal, momentos del recuerdo precisamente eran eso, recuerdos, cosas que se quedan atrás, en la memoria... y veo algo más allá, la luz no termina, sigue para adelante, puntos mas claros que otros, mas puros, mas hermosos, pero, ya estoy allí, ¿para qué retroceder? seguiré adelante, con orgullo, valor, voluntad, poder... nada me va a parar, nada me hará disminuir mi paso... sigo aquí, y nada hará que sea lo contrario"

viernes, 29 de abril de 2011

Fin...

Aunque no creo que muchas personas lean esto, a las pocas que tal vez si lo hacen pedir disculpas, no voy a renovar esta historia en una amplia temporada, ningun castillo se construlló de la noche a la mañana y mi obgetivo ademas de terminar una historia es el que esta reflege lo que quiero expresar y mostrar... pero no lo está consiguiendo o almenos al grado de agradarme... así que...por un tiempo dejaré esta historia, tengo pensado reescribir estos capitulos y cuando esten suficientemente bien y pueda continuar la historia con el rumbo que yo quiero, en ese momento volveré a subir de nuevo la corrección de los capítulos. Pero no os creais que esto va a quedarse muerto, de eso nada, pienso seguir subiendo cosas, aunque no se trate de esta historia, algun relato corto o simplemente frases sueltas, ya que esto sinceramente me hace falta.



Construyendo nuevos sueños, nuevos mundos, nuevas ilusiones...

domingo, 27 de marzo de 2011

Capítulo 5

No era un bulto muy grande, ni pesado, en realidad no supe de que se trataba hasta que lo saqué de la funda de tela en que venía envuelto. Era un manojo de cartas, antiguas, tanto que incluso el propio sobre, blanco en su tiempo, lucía ahora un tono amarillento.
Escrito en la parte delantera había unas iniciales B.J y junto a ellas, dibujado finamente, una rosa negra. Esto se repetía en todas ellas.
Que extraño... ¿quién dejaría aquellas cartas allí? y... ¿Cuánto tiempo llevarían guardadas en aquel cajón?
La fuerza de la imaginación me inundó, ella siempre tan despierta en mi comenzó a juguetear con cientos de posibilidades, desde las historias mas bellas a las penurias más absolutas, sonrisas y lagrimas derramadas por sus autores. Secretos desvelados en aquellas hojas, los sentimientos mas ocultos del alma...
Si, era el momento, tenía que leerlas, no me podía permitir seguir mas tiempo con la incertidumbre, temía el, tal vez, llevarme una desilusión, a lo mejor simplemente eran facturas, o nada que valiese la pena, pero... ¿que más daba? Allí las tenía y solo descubriría que decían si las leía.
Abrí la primera del montón, tenía fecha del seis de Noviembre de 1985. Las primeras lineas ya me decían un poco de que tratarían aquellas cartas.
Doy gracias al cielo por este día, a pesar de que la distancia no debería ser un problema para nosotros, te siento tan distante... tan lejana...”
Una sonrisa nació en las comisura de mi boca, tal como había imaginado aquellas cartas tenían toda la pinta de ser cartas de un joven a una muchacha, y no de amigos precisamente...
Quería seguir leyendo pero llamaron a mi puerta. Guardé las cartas en mi mesilla de noche, no quería decirle nada a María de las existencia de aquellas cartas, se que estaba en todo derecho de verlas pero, no tenía muy claro que pudiese seguir conservándolas una vez las viese.

-Pasa María.
-Buenos días niña... no te vi hoy por el hostal ni por la taberna, fuiste a dar una vuelta ¿no?
-Sí, la verdad es que estuve buscando trabajo, creo que he encontrado algo pero... no sabre nada hasta que me llamen, si es que lo hacen claro.
-¡Oh! Eso es una buena noticia entonces, quiere decir que te quedas ¿no?
-En realidad, aun no lo tengo muy claro, la verdad es que el puesto que he solicitado es temporal, para ayudar en un trabajo en el archivo pero, no se aún muy bien cuanto me quedaré, de momento indefinidamente, puedes contar con mi alquiler algo de tiempo mas.
Aquella mujer era una de las mejores que me había encontrado nunca, normalmente me costaba confiar en la gente, mi vida la sabía yo y nadie más y no salía mostrar mis sentimientos, ni mis dudas, ni mis alegrías ni mis penas, los palos que me había dado la vida me lo habían enseñado, no se puede confiar en cualquier persona, tus sentimientos son tuyos y de nadie más, nadie tiene porque llorar por tus penas, ni compadecerse. Pero... aquella mujer era diferente, me lo había demostrado en los pocos días que llevaba allí.
La conversación no duró mucho más tiempo, pero la hora se me había echado encima y, aunque no tuviese un horario fijo, tenía que empezar a llevar un ritmo de vida normal, el de una persona productiva, dormir a mis horas, comer a mis horas... María me acompañó a la taberna. Menú del día, como siempre. Comer, charlar un poco con Andrés, reírme y conversar con los señores que que se reunían diariamente en la taberna, aquellos que se pasaban el día jugando a las cartas.
-Arito has hecho trampas lo se, o eso o has repartido mal porque no es normal que ganes tres seguidas.
-¡Que dices Pepe! Si eres malo a este juego no es mi culpa.
-Pepe tiene razón, con lo malo que eres a este tipo de juegos... no intentes engañarnos.
-Por mi madre, que en su lecho bien descanse, que no hago tal cosa. De verdad Tomás me indigna que digáis eso de mi.
-Venga venga hombre no se ofenda usted, pero la siguiente tanda la reparto yo.
Yo me mantenía hoy al margen, normalmente conversaba con ellos, me reía, incluso había jugado mas de alguna vez con ellos pero... en esta ocasión prefería dedicar ese tiempo a meditar. Aunque había decidido que sería mejor dejarlo para otro momento, mi mente no dejaba de recordar aquel manojo de cartas, me moría de ganas por leerlas, mi mente aun seguía creando historias perdidas, quien sabe si alguna de ellas coincidiese con la real. Un chispazo cruzó por mi mente, ¡aquello era perfecto! Aunque me quedaba por confirmar la valía de aquellos papeles, tal vez me fuesen útiles. ¿Miles de historias? No, tan solo una, esa una que pensaba utilizar. Pero, ¿que mejor forma de utilizarla sería que sabiendo la verdad? Sí, la verdad más absoluta, aquella que solo se puede confesar, relatar en papel, cantarse... aquella que sale del corazón, la única verdad que vale del todo la pena.

viernes, 11 de marzo de 2011

Anuncio

Durante al menos dos semanas más o menos no escribiré nada nuevo, lo siento mucho, los exámenes están ahora todos encima y necesito tiempo para hacer que la historia coja buen rumbo, espero no tardar mucho. Estas son semanas duras así que... perdonadme los que me leáis. No tardaré en actualizar.



viernes, 25 de febrero de 2011

Capítulo 4

Caminaba apurada por las calles, no tenía prisa, pero tampoco quería pasar el día deambulando sin rumbo, era hora de poner las cosas claras, no podía seguir manteniendo me con mis ahorros, bueno, poder podría, pero no me servía de nada pasarme allí el día, mirando por la ventana del bar, o paseando por las callejuelas, o yendo me a mirar el océano al puerto, todo aquel tiempo había estado muy bien, me había ayudado a poner muchas cosas en claro y a tomar una decisión, me quedaría allí, tal vez poco tiempo, pero mientras tanto, a parte de escribir mi historia, y huir de mis editores, tendría que trabajar, no sabía de que, mis estudios no parecían poder servir de mucho en aquel mundo, pero algo encontraría.

-¡Perdón!- me había vuelto a chocar, un día de estos tendría que aprender a mirar por donde caminaba. Levanté la vista y avergonzada volví a disculparme por segunda vez consecutiva, ante mi tenía a Miguel, pero... no estaba solo, junto a él había un chico, algo más bajo que el, rubio, de piel no excesivamente bronceada, de ojos verdes, realmente guapo.
-¿Por qué cada vez que nos encontramos tienes que atentar contra mi?
-Perdón, no miraba por donde iba.
-Ya me dí cuenta...
-¡Miguel! No seas así.- esta vez el que intervino era su amigo.- Siempre con tu mal humor... No le hagas mucho caso, este chico es un cascarrabias.- esta vez se dirigía a mi mirándome con aquellos ojos, sonriendo... - Por cierto, soy Ismael, encantado.- dijo tendiéndome una mano.
-Lucía, encantada, veo que tu amigo no te ha contagiado su desagradable mal humor.- dije mirando de reojo a Miguel, que fingió no haberme escuchado, mientras que su amigo reía a carcajada limpia.
-Bueno señorita, y... ¿a donde iba usted?
-Pues estaba pensando en ir a buscar un trabajo, no puedo seguir estando sin hacer nada.
-¡Ah! Pues te has chocado con las personas adecuadas, yo trabajo en el puerto, y Miguel, como ya sabes en la taberna, nos solemos enterar de ese tipo de cosas. ¿En qué tipo de trabajo estabas pensando?
-Pues... no tenía nada en mente pero... tengo estudios de Filología.
-Una universitaria... pues... creo recordar que necesitaban durante unos meses alguna persona para el archivo. Creo haber entendido que estaban pasando a ordenador todos los documentos y necesitaban a alguien que les ayudase. Tal vez en el ayuntamiento te puedan informar.
-¡Oh! Pues muchísimas gracias, creo que podría estar bien... hoy mismo me pasaré a informarme.
-Pues nos vemos entonces por el pueblo, ya que veo que pasaras un tiempo por aquí...
-Encantada otra vez Ismael, y muchas gracias.

Ambos jóvenes siguieron su camino, y dejándolos atrás, con grandes expectativas por delante, seguí mis pasos hasta el hostal, deseando informarme sobre aquel puesto de trabajo.

***
-Sí, dígame... no señor Motos, aun no llegaron los permisos que solicito... sí, en cuanto lleguen le llamo... nada, nada, que tenga un buen día. Perdone, ya he terminado, ¿que deseabas?- Conocí a aquella mujer que acababa de colgar el teléfono y le atendía sonriente, era Sara, la chica del Correos.
-Venía a informarme sobre el puesto de ayudante en el archivo, me dijeron que buscaban a alguien, y me gustaría ofrecerme para el puesto.
-Muy bien, un momento que busque unos formularios que tiene que rellenar
Tras unos minutos consultando documentos en el despacho contiguo al mostrador de la recepción, vino con una carpeta de papeles, me la dio y me explicó un poco por en cima lo que querían que hiciese. Esos formularios serían entregados al director del archivo, el que evaluaría si estaba capacitada o no para ejercer ese puesto.
-Estoy alojada en el Hostal, dejo el teléfono de allí, ¿verdad?
-Sí,sí está bien no hay problema ninguno.
Acabe de rellenar los formularios, se los entregué a Sara y me despedí de ella. Ahora solo quedaba esperar...

***
Otra vez en el hostal, ya me sentía como en casa, tampoco me quedaba otro remedio por el momento, pero no me quejaba, mis anfitriones eran agradables, y el cuarto no estaba nada mal, no era muy grande, pero tampoco pequeño, luminoso, para que negar lo, siempre y cuando abriese las contras de las ventanas.
Un pequeño recibidor con una mesita arrimada a la pared, un jarrón de flores, siempre nuevas y frescas cada mañana le daban vida a la estancia, junto con un cuadro sobre el cabecero de la cama, con un bello paisaje marítimo del pueblo.
El cabecero de la cama era de forja dándole a la habitación un tono clásico aderezado con una mesa estilo inglés bajo una de las ventanas, una silla hecha con el mismo tipo de madera que la mesa y un espejo de cuerpo entero, junto al armario, adornado por unas pequeñas rosas talladas en las puertas iguales que las que tenía un amplio baúl que había junto a la cama, y un pequeño sillón junto al balcón.
Era un cuarto sencillo, pero confortable.


Dejé la chaqueta que llevaba puesta en el armario, tiré sobre la cama mi bolso y me senté delante d la mesa.
Hojeé los papeles que me habían dado, los guardé en uno d los cajones e intente sacar aquel pequeño cuaderno de hojas blancas que había utilizado como diario todo aquel tiempo, pero el cajón se había quedado enganchado, tiré de él, pero nada... así que intenté sacar el cajón de su sitio para ver si así después era mas sencillo meterlo y sacarlo de su lugar. Así hice y... en el momento en que estaba a punto de volver a colocarlo en su sitio, me di cuenta de que era un cajón algo extraño... parecía ser mucho más hondo de lo que realmente era. “Que extraño...” Lo vacié por completo de todas las cosas que había colocado días atrás, me parecía raro no haberme dado cuenta antes.
En la parte del fondo, la que no se solía ver cuando estaba cerrado había una cuerda, y como si tuviese un cartel que pusiese “tira de aquí”, eso hice, tiré, y se desprendió una tapa de madera del tamaño del cajón. La dejé en un lado y miré en el fondo del cajón y... para mi sorpresa, había algo... lo cogí.

viernes, 18 de febrero de 2011

Capítulo 3

Las mañanas se alzaban grandiosas con los rayos del alba. Como a diario me preparaba para dar vueltas por la zona y bajé a desayunar.

Al rato de salir a dar una vuelta tomé una decisión, a pesar de querer estar sola no podía seguir alargando aquellas circunstancias, era momento de hacer conocer mi paradero. Me preguntaba si se habían preocupado algo por mi, esa duda me acompañaba. Sería agradable que lo hiciesen, pero... teniendo en cuenta las circunstancias de como me fui, lo mas probable era que no.

Subí por una de las callejuelas del pueblo, aquellas que tan bien me había llegado a conocer en tan solo cinco días que llevaba en la zona. Recordaba haber visto un Correos, sería bueno mandarles una carta o bien, en su defecto, un telegrama. Me seguía pareciendo extraño usar aquellos medios de comunicación, en pleno siglo veintiuno y ni siquiera el Internet había llegado. Podía llamar, era bien consciente pero... prefería aquellos medios, no deseaba irme de allí, y, era posible que tras conocer mi paradero me lo exigiesen, sobre todo mis editores, que prácticamente controlaban más mi vida que yo misma, ese pensamiento estuvo a punto de re traerme, pero no, dejé mis temores atrás, ya no era una niña pequeña, era el momento de encararme, y ya no me quedaba otra opción, ya estaba dentro del establecimiento.

-Buenos días.- me saludó un amable joven con una amplia sonrisa. Debía de ser poco mayor que yo, alto, rubio, con los ojos castaños y de piel morena. Cualquier chica se quedaría tonta mirándolo.
-Buenos días, venía a mandar un telegrama.- No hizo falta decir nada más, me tendió una hoja y un bolígrafo.
-Por favor escribe aquí lo que quieras que ponga, y recuerda que tiene que ser corto.


Precisamente corto no era todo lo que podía contar, pero pensé que era mejor resumir a fin de cuentas, lo que precisamente quería era alejarme.

Estoy bien, no os preocupéis, estoy alojada en el hostal de la Marineda. Proyecto en marcha. Sabréis más de mi, os mantendré informados.”

El chico tecleó en el aparato lo que había redactado. Tras presentase charlo un poco conmigo. La gente de aquel lugar era muy amable, aunque era bien consciente de que la mayor parte de la gente lo hacía por mera curiosidad. Estábamos en medio de una animada conversación cuando la puerta se abrió, una muchacha se asomó por la puerta y saludó animosa al dependiente.

-Buenos días Sara, ¿más papeles de tu padre?
-Sí César, dice que estos son para Madrid y el resto como siempre.- Iba dejando los documentos sobre el mostrador, y me di cuenta de que el joven estaba ocupado.
-Yo me voy yendo, que se hace tarde, muchas gracias.
-Nada nada encantado.

Abandoné el establecimiento y dejé a los dos jóvenes charlando.

-Es la extranjera ¿verdad?
-Eso parece.
-¿Ha escrito?
-No, fue un telegrama.
-Y ¿qué?
-¿Qué de que..?
-¿Se queda mucho tiempo? ¿se va?.. ¿que hace aquí?
-Sara... no puedo contar esas cosas....
-Venga... haz una excepción.
-Bueno... solo se que está con un proyecto entre manos.
-¿Un proyecto?
-Eso parece, no se más.

viernes, 11 de febrero de 2011

Capítulo 2

Sentada junto al ventanal, mirando a la nada... el inmenso océano se alzaba ante mi. Hacía tiempo que no podía mantener los pies en la Tierra mucho tiempo... miles de recuerdos y pensamientos me acompañaban a todos lados. Una taza de café se enfriaba entre mis manos, sin apenas darle un sorbo. A pesar del pequeño bullicio que se había formado, yo seguía ensimismada, en mis mundos.

" - ¡Mira Luci!- La niña de la melena rubia me acercaba a la cara un horrible cangrejo... aquellos bichos que te amenazaban con pinzas pensando que eran superiores por tenerlas, y en cambio más de la mitad acababan en el plato.... umm cangrejo se me ha levantando el hambre....
-Aleja eso de mi...- la niña reía, y salió corriendo por la playa, y yo tras ella...."


-¡Andrés, ponme lo de siempre!- Un hombre mayor entró por la puerta, en los dos días que llevaba allí nunca lo había visto, y eso que practica mente ya conocía, al menos de vista, a todos los vecinos.
-¡Ya va!- Andrés desapareció en la cocina y minutos mas tarde Miguel, su antipático hijo, que llevaba días ignorandola, tan solo dirigiéndole la palabra para preguntarme que deseaba.

El hombre se sentó en una pequeña mesa frente a la ventana, justo al lado de la mía, y allí esperó a que le sirviesen. Por ese tiempo abandoné mis mundos y me centre en el sujeto, había llamado mi atención. Pocas veces te puedes encontrar  aun hombre con aquel plante, a pesar de no ser precisamente joven, mostraba un espíritu jovial. Sostenía entre sus manos un grueso libro, a aquella distancia no era capaz de distinguir el nombre del autor, pero se notaba cuan interesante era, ya que no apartaba la vista de él. Tan solo levantó un segundo la mirada, y fue en el mismo instante en que se percató de que no le quitaba los ojos de encima... avergonzada disimulé mirando para otra parte pero... a pesar de mis esfuerzos aquello desembocó en una conversación.

-Bonito día ¿verdad?- yo asentí mirando otra vez por el amplio ventanal.- Tu debes de ser la famosa joven que llegó hace unos días... ultima mente  eres famosa en el pueblo, encantado soy Julián.- dijo a la vez que se levantaba y se sentaba en frente mía. 
-Sí, soy yo... encantada yo también, soy Lucía.- Estaba vergonzosa, no sabía de que hablarle, pero a la vez no quería quedar de mal educada. Pero el hombre me facilitó la cosa.
-¿Y que te trae por estas tierras?- Por mi mente cruzaron varias respuestas... huir de mi vida real... tener un poco de aventuras.... pero elegí la respuesta más rápida y sencilla, con la que tendría que dar menos explicaciones.
-Soy escritora, buscaba un lugar en el que inspirarme.- Mi oidor me miró, no dijo una sola palabra pero su mirada reflejo un pequeño chispazo e interés fortuito, pero no dijo nada, tan solo miró por la ventana y guardó silencio. Yo hice lo mismo, no sabía de que hablar, y, siguiendo consejos que me habían dado antes, decidí que, si no sabes que decir, mejor calla.

Los minutos pasaron, ya era tarde, la noche entró y la gente empezaba a retirarse, miré mi reloj, las once y media... no sabía a que hora cerraban la taberna pero decidí que era buena idea ir retirándome, no quería dar mas trabajos a mis anfitriones. Me levanté y me despedí de Julián que no había vuelto a ocupar su mesa, a pesar de no darnos conversación la compañía siempre era agradable. Pagué mi cuenta y me retiré dando antes las buenas noches a Andrés que me contestó amablemente como de costumbre, mientras que su hijo desde la parte trasera de la cocina ni se dignó a despedirse. Seguía reuniéndosela guardada y sabía que un día de estos se la devolvería. 
Otro día más en aquel pequeño pueblo, y cada vez me daba más cuenta de que irme de aquel lugar iba a ser difícil. Estaba teniendo un tiempo para poder pensar, olvidar, repasar mis errores... todo aquello que había pasado... 
Subí a mi cuarto, que a lo largo de aquellos días me había acogido agradablemente, como mi propio hogar que ahora era. Un día de estos comenzaría mi trabajo. Las sabanas me acogieron, y tras visualizar mis últimos pensamientos, caí rendida en las manos de Morfeo. 

"-¡Corre Luci, corre!.... seguía viendo aquella melena rubia agitandose en el aire... corriendo a lo largo de la playa.... pero todo tornó en oscuridad, sombras y de fondo se oían unos llantos desesperados...los mios"

viernes, 4 de febrero de 2011

Capítulo 1

Mi primer día en el pueblo pasó con la tranquilidad propia del lugar. En aquellos momentos, yo era la comidilla del pueblo, todos los temas de conversación giraban sobre la  fortuita llegada de una joven extranjera al pueblo. Sus miradas acosadoras eran incesantes y no parecían mostrar recelo alguno a que me percatase. Solo Dios sabe cuantos cientos de  historias se habrían formado en sus mentes. Practica mente ya estaba instalada, tan solo un poco mas de orden y ya estaría como en casa.  Pasarían tan solo un par de horas desde mi llegada al lugar, pero tenía un hambre voraz, no había comido nada desde hacía horas. Decidí buscar un lugar donde almorzar, y recordé instantáneamente la taberna contigua al hostal. Una vez allí ocupé una mesa junto a la ventana y.. distraida esperé a que viniesen a preguntarme que quería. Poco tiempo hizo falta ya que apenas había gente en la taberna,  y un hombre se acercó a mi.

-¿Tu eres la extranjera verdad?- Asentí con una sonrisa.- Encantado mi nombre es Andrés, María es mi esposa, ya me avisó de tu llegada, precisamente te he preparado un plato típico de la zona, especialidad de la casa.

El hombre muy servicial y amable no tardó nada en traerme el exquisito manjar, que me devolvió la vida. Era un hombre amable, y muy charlatán, no hizo falta mas de diez minutos para que cogiese confianza, y en ese tiempo me relató historias del lugar, leyendas conocidas y unas cuantas anécdotas sucedidas en la propia taberna. Pasando los minutos comenzó a llegar gente, y el hombre tuvo que volver a su puesto de trabajo, prometiendo mas historias para la próxima vez.
La vida propia del lugar comenzó a surgir, un grupo de hombres que se juntaban todas las tardes, siempre en su mesa de toda la vida, jugaban sus cartas y charlaban y reían con voz en cuello, disfrutando y recordando los momentos vividos y por vivir. Poca mas gente había, pero era normal en un pueblo tan pequeño. Una tropel de mujeres mayores entró por la puerta y se sentó en una de las mesas que había a mi lado, junto a la ventana, pidieron un café para cada una y se pusieron a charlar animad amente. Sin duda hoy tendrían tema de sobra sobre el cual cotillear. Como bien sabe uno en todo pueblo siempre hay el típico grupo de abuelitas cotillas, que no pueden evitar interesarse mas por los males y bienes ajenos que los propios, poniendo siempre bien atento el oído por si acaso a alguien cuenta algo, discusiones dentro de la familia, amoríos de jóvenes y no tan jóvenes... cualquier cosa valdría. Pero no hacía falta ser una de estas mujeres para querer conocer información, ya que en cada uno d nosotros siempre hay esa pequeña vena curiosa que salta cuando menos nos hace falta. Allí me mantuve en mis ensoñaciones, prestando toda la atención posible para poder distinguir algún resto de su conversión, pero era inútil, esas mujeres ya estaban entrenadas para ello.



Recogí mis cosas y entretenida mirando por el amplio ventanal y ensimismada con las preciosas vistas, me dirigí a la puerta anexa al hostal, sin poner apenas la vista en lo que hacía, tal fue mi suerte que choqué de bruces con una persona que entraba en la taberna, me disponía a disculparme cuando levanté la vista y vi junto a mi a un joven no mucho mayor que yo, de piel morena, pelo castaño oscuro y los ojos marrones. Iba cargado con un par de cajas de latas de conservas y un par de estas terminaron por los suelos, montando un gran alboroto y causando la llamada de atención de los allí presentes, poniendo sus vistas fijas en nosotros, no tuve tiempo a reaccionar, sino que directa mente me agache a recoger lo que había tirado. Prepare rápidamente un discurso de disculpa en mi mente, pero no tuve tiempo a mencionar palabra ya que el joven se me adelantó:

-Hay que tener mas cuidado y mirar por donde se va.
-Bueno... perdón, no me fijé por donde iba...
-Ya me di cuenta, hay que poner de vez en cuando los pies en la tierra - Dijo únicamente y siguió su camino adentrándose en la taberna y pasando a la parte trasera de la barra... dejando las cajas en el suelo.

Nunca entenderé porque la gente se ponía así por simples accidentes, tal vez se despertaban a diario con el pié equivocado, pero yo no tenía la culpa, eso lo tenía muy claro, desde ese mismo momento me propuse devolverle ese ataque al joven.

-Espero que lo perdones, no lo hace con mala intención, Miguel  tiene un carácter... complicado... siempre ha sido un niño muy complicado.
-Pues tendrían que haberle enseñado que la gente no tiene la culpa de sus problemas.
-Bueno... en realidad tienes razón...pero..... hacemos lo que podemos.- dijo la mujer con una sonrisa perdonadora. Avergonzada me di cuenta de mi metedura de pata... su hijo... quien lo diría... no parecía para nada su hijo... ­-Tranquila, no pasa nada, entiendo que estés molesta. Bueno tengo muchas cosas que hacer.

La mujer se adentró en la taberna y yo me quedé allí, sola analizando lo pasado... "esto no va a quedar así"

viernes, 28 de enero de 2011

Prólogo



Los minutos seguían pasando a mi alrededor, llovía y me estaba empapando, lo sabía de sobra pero no me importaba ¿Qué más daba todo ya?
Seguía allí, esperando, a pesar de saber de sobra que el próximo tren tardaría en volver a pasar, yo misma había elegido aquello, y no me arrepentía a apesar de todo.
Dos años ya... habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo que parecía mentira, nunca olvidaré esos momentos ni quiero hacerlo.
Todo empezó allí, sí, en aquel mismo punto, motivos aun desconocidos para mí me hicieron coger aquel tren en aquella mañana de primavera, y viaje horas con tan solo una maleta, sin ningún rumbo esperando a ver a donde me conducíría tal vez el destino o tal vez la pura casualidad. Las horas pasaban, pero en cuando abrí los ojos al día siguiente, y los primeros rayos de la mañana iluminaron el océano y... en ese mismo instante me di cuenta de que esa era mi parada.
Abandoné el andén sin saber a donde dirigirme, pero mis pasos me llevaron a dar a las angostas calles de aquel pequeño y singular pueblo marinero, su sencillez y monotonía me confirmaron mi buena elección, e inspeccionando los recovecos de callejuelas busqué un lugar donde hospedarme. Solo unos pocos minutos me hicieron falta para encontrar el lugar, un pequeño y modesto hostal frente a la Plaza Mayor. Por los sucios restos de verdín y humedad en la fachada, pude imaginar sin problema la cantidad de años que habían visto pasar aquellos muros, engalonados todos sus tres pisos con balconadas llenas de ortensias y un cartel algo descolorido que sin duda alguna en sus tiempos daba la bienvenida en todo su esplendor al humilde pero agradable "Hostal La Marineda".
Me adentré en el pequeño recibidor de la casa, pero no había ni un alma. Degé mi maleta descansar sobre el suelo y me paseé por la estancia esperando que alguien llegase. Al cabo de unos pocos minutos una mujer entró por una puerta anexa al edificio contiguo dejando entrar, junto con ella, el bullicio de la taberna, que se encontraba unido al hostal.
La mujer pareció llevarse una sorpresa al verme allí y rapidamente se disculpo por la espera causada con una sonrisa. Debía de ser medianamente mayor a simple vista tendría unos cincuenta años aunque su aspecto jovial podrían estar engañandome.
-¿Va a estar mucho tiempo por la zona? A estas alturas de año es extraño que venga gente por el pueblo, normalmente vienen en la temporada alta.- Charlaba amigablemente la mujer mientras me acompañaba al que sería mi cuarto.
-Todabía no lo se, estoy indefinidamente, hasta que decida volver a coger mi maleta.- Conteté sin ocultar mi incertidumbre ante mi destino. La mujer me miró extrañada y sin duda por su mente devió de pasar la pregunta ante mis motivos por aquella indefinida visita pero se contuvo.
Subimos tres plantas, hasta la parte más alta del edificio, una vez alli mi anfitriona estrajo un manojo de llaves de su bolsillo y abrió la puerta, ambas accedimos a la lúgubre estancia. 
-Espero que no le importe subir las escaleras, es el único cuarto que mantenemos acomodado todo el año, los demas están en reformas, para poder tenerlos arreglados para la temporada alta, es muy luminoso no se deje engañar por como lo ve ahora, por cierto soy María encantada.
-Yo Lucía.- contesté con una sonrisa.
-Bueno pues aquí tienes la llave, si necesitas cualquier cosa aqui estoy, subiré en un rato para acabar de arreglar la habitación.
Asentí con una sonrisa, y una vez María salió del cuarto me dispuse a otear la habitación. Era más amplia de lo que había pensado, y una vez abri de par en par las cortinas y las contras de las ventanas pude comprovar que lo que me vendía mi anfitriona era cierto.
Minutos mas tarde María llamó a la puerta y entró, se puso a ordenar y limpiar mientras que yo desacía mi maleta y mientras tanto las dos charlamos así fue como se me fueron revelando información del pueblo, según me contó tenía poco mas de cien habitantes y practicamente el cien porcien llevaban toda su vida allí. Un pueblo alejado de la mano de Dios y de la que poco mas comunicación tenía que la linea telefónica que muchas veces fallaba, el correo postal, la vía de ferrocarril que me había llevado a parar allí y el pequeño puerto del que practicamente vivía la mayoría del pueblo. Una región alejada, tranquila y humide, lo q estaba buscando.

Comienza mi trabajo





Las historias van a empezar... poco a poco quiero ir formando una historia, si es posible acabarla y como no la opinión de la gente siempre esta aceptada. Empezaré a ir subiendo capítulos, uno por semana. De momento tengo muy poco redactado así que por favor, tened paciencia... La historia que voy a contar es totalmente fantástica. 

Sueños...

Ideas perdidas, deseos inalcanzables, momentos vividos.... Sueños... sueños son esos trazos de fantasia mezclada con realidad en lo más profundo de nosotros mismos que tal vez quisimos realizar y que no pudieron ser, tal vez por temor, tal vez por circunstancias, pero nunca olvidados...

Porque...¿que son los sueños sino más que lo que tanto desea nuestra alma? Aquellos deseos que tal vez nunca lleguemos a vivir. Los sueños tambien pueden llegar a ser esos momentos vividos, tan bien custodiados en nuestras memorias, que aferramos con toa nuestra alma y que nos negamos a abandonar. Seguir nuestro camino son crear nuevos sueños, centrarnos en nuestro futuro, vivir nuestro presente y aprender de los errores del pasado.